Cuenta atrás para la celebración de FINNOSUMMIT, el evento Fintech estrella en Sudamérica, que tendrá lugar el próximo 16 de febrero en Auditorio CCB, sede Salitre de Bogotá.
Una jornada única que aglutina más de 720 minutos de networking, presentaciones de las startups Fintech más prometedoras de toda la región y, sobre todo, las experiencias de más de 16 expertos Fintech y de innovación en servicios financieros de algunas de las compañías que están marcando el ritmo al que avanza la tecnología en el mundo.
Entre ellos destaca la experiencia de Yves Moury, experto internacional en temas de inclusión financiera, quien nos ofrece en esta entrevista un adelanto de lo que se verá en el evento sobre inclusión financiera a través del emprendimiento tecnológico.
A nivel global, más de 2.000 millones de personas – la mitad de los adultos del mundo – están al margen del sistema financiero, es decir, no tienen ninguna conexión con el sistema financiero formal (supervisado y regulado) y son los que más necesitan el acceso a servicios financieros diversificados (ahorro, seguros, transferencias, pago de servicios, administración de remesas, facilidades de sobregiro, etc.), de calidad y a precio razonable. Sabemos que lo que le falta a la gente en situación de pobreza no es voluntad, sino acceso a servicios básicos de los que nosotros disfrutamos sin apenas pensarlo, y las habilidades necesarias para utilizar estos servicios adecuadamente. Los servicios financieros son un ingrediente clave para la construcción y el acrecentamiento de activos de la gente en situación de pobreza, razón por la cual Fundación Capital ayuda a perfeccionar, en los países donde trabaja, un sistema financiero más abierto a la innovación y más atento a la realidad de las comunidades de bajos ingresos.
Nuestro trabajo en quince países nos ha ayudado a detectar que la exclusión financiera no se distingue tanto por las barreras geográficas, sino más bien por diferencias en la propia población atendida. En Colombia, como en muchos otros países del mundo, las barreras que enfrenta la población vulnerable y de bajos ingresos incluyen el acceso a productos y servicios financieros accesibles y adecuados a sus necesidades (oferta), pero también el fomento de la demanda y la regulación. Hay que darles a las comunidades vulnerables acceso a la información y capacitaciones adecuadas a sus necesidades, a tecnologías y aplicaciones nuevas y potentes que ayuden a fomentar la demanda, y a políticas públicas inclusivas e incluyentes, que empleen los medios y el conocimiento de los actores gubernamentales para alcanzar a millones de personas.
Los esfuerzos de inclusión financiera a nivel mundial tienden a focalizarse en el problema del acceso a los servicios financieros (generalmente trabajando en el perfeccionamiento de los productos disponibles), pero sabemos que también es necesario hablar del uso de estos servicios (que requiere de la existencia de productos adecuados, construcción de confianza y habilidades). Si queremos que la gente haga uso de los productos y servicios financieros, éstos tienen que poder satisfacer sus necesidades. En Colombia, hemos tenido la fortuna de contar con socios innovadores y comprometidos, tanto en el caso de los hacedores de política pública como en el de los que proveen servicios financieros, y con las oportunidades que pueden derivarse de la esperada firma del acuerdo de paz, somos muy optimistas respecto al futuro del país y a la generación de una ciudadanía económica para todos los que viven allí.
Vemos que el uso de la tecnología tiene un gran potencial para superar la brecha de la dispersión rural, y hemos notado un gran compromiso por parte de los gobiernos en el uso de formas innovadoras de llegar a sus poblaciones. Dos ejemplos de liderazgo por parte de los gobiernos son los casos de Colombia y Paraguay, que presentan gran cantidad y variedad de programas abordando temas de inclusión financiera y productiva a varios niveles. Esto incluye el uso de la billetera electrónica para llegar a poblaciones rurales, en Paraguay, y el trabajo en inclusión productiva para poblaciones victimas del conflicto, en Colombia. Hay muchos otros gobiernos comprometidos e innovadores, y sabemos lo poderoso que resulta el intercambio de ideas que surgen cuando organizamos intercambios técnicos y visitas al terreno con hacedores de política pública y representantes del sector financiero.
El uso de la banca móvil resulta clave para la inclusión financiera, y se han notado grandes avances en este área, sobre todo en algunos países de África. Esto no solamente incluye el acceso a la billetera móvil para hacer transacciones financieras, sino también la oportunidad de solicitar crédito a través de un celular básico. En el mundo Fintech hay muchas oportunidades de ampliar el acceso a los servicios financieros, como son los programas que permiten determinar el riesgo crediticio con base en el análisis de las redes sociales del solicitante, el pago de los servicios públicos, o la participación en novedosas capacitaciones financieras.
Todos los startups Fintech tienen que considerar la escalabilidad y pertinencia de los proyectos. Tener una buena idea o desarrollar una buena tecnología no es suficiente: hay que comprobar que la idea o la tecnología sean aplicables a la gente con la que se quiere trabajar, y que son capaces de ir más allá de un territorio o grupo concreto. Las innovaciones Fintech nos acercan a un futuro más inclusivo, en el cual los clientes financieros considerados rentables ya no son solamente aquellos con altos ingresos o ingresos fijos, sino todos aquellos que necesitan de sus servicios.
El gran reto para el mundo Fintech, por tanto, es encontrar modelos rentables, capaces de lograr que las innovaciones tengan un retorno que las haga sostenibles, pero que también faciliten una segmentación del mercado y que superen potenciales cuestiones sobre la regulación, como el tema de la recepción de remesas internacionales. Esto requiere más trabajo, más investigación y capacidad de mejora, pero a cambio ofrece un mercado grande e interesante en el que creemos que está el futuro. Muchos opinan que el panorama Fintech puede llegar a entrar en competencia con los bancos, pero nosotros lo vemos como una oportunidad de crear sinergias e inyectar nuevas y creativas ideas en el sector, que ayuden a superar las barreras de la pobreza.
Latinoamérica está avanzando en el uso del móvil, como lo hacen Tanzania y Kenia en África, y en la creación de un entorno de inclusión financiera, al igual que India y Filipinas en Asia. Es difícil hacer comparaciones entre regiones tan grandes porque hay una diferenciación muy grande, incluso en diferentes áreas de un mismo país. Los elementos del ecosistema financiero que se tienen que tomar en cuenta pueden incluir la regulación financiera, la inversión que se ha hecho en términos de innovación, o incluso las cifras sobre la exclusión financiera. Sin embargo, para nosotros es más útil analizar el propio entorno del país: ¿cómo es la dispersión geográfica de su población? ¿qué infraestructura existe que pueda facilitar oportunidades de inclusión? ¿cuáles son las necesidades que tiene la población y dónde existen oportunidades para llegar a los excluidos? Nuestra forma de abordar la inclusión es desde la perspectiva de generación de oportunidades, y en muchos países de la región hemos encontrado socios abiertos a trabajar para lograr un ecosistema financiero más inclusivo.
Lo que más valoramos de nuestro trabajo es la posibilidad de establecer alianzas con socios potentes: desde los gobiernos de la región (tenemos acuerdos firmados con 12 de ellos) hasta las instituciones financieras que proveen servicios a la población de bajos ingresos. También hemos tenido el apoyo de donantes comprometidos a apoyarnos y creer en las ideas e innovaciones que proponemos, como la Fundación Ford, IDRC, Fundación Skoll, Fundación Citi o FIDA, entre muchos otros. En alianza con estos actores, hemos podido destinar el tiempo necesario para conocer a la población de bajos ingresos, y con base en este diagnóstico empezar a co-diseñar estrategias y productos que respondan a sus necesidades.
El resultado de nuestro trabajo de tender puentes entre los mundos de la protección social y el sector financiero ha sido la generación de oportunidades para fortalecer los activos de los más pobres, logrando una inclusión financiera y también productiva. El trabajo que hacemos tiene un impacto directo en la población, a través de las inversiones que se hacen en programas de superación de la pobreza extrema (Proyecto Graduación), el fortalecimiento de la demanda (Proyecto Capital), el aumento de las capacidades financieras (LISTA) o el acceso a financiamiento colectivo para empresas sociales (LittleBigMoney), entre otras muchas iniciativas. Sin embargo, el gran cambio que estamos logrando como organización trabajando en red es lo que Martin y Osberg (2015) denominan el cambio de equilibrio (equilibrium change), porque estamos apuntando no sólo a mejorar las vidas de la población con la que trabajamos, sino a cambiar los sistemas existentes para las futuras generaciones.
Creemos que la tecnología es una gran herramienta para la inclusión, no solamente financiera sino también ciudadana. Lo que ofrece en términos de conectividad, acceso a la información y empoderamiento del usuario ha sido revolucionario. Con la disminución de costos del hardware, creemos que ha llegado el momento perfecto para ver más inversión en el desarrollo de software dirigido a fomentar la inclusión. En contraste con la complejidad de los sistemas financieros, las políticas sociales y el desarrollo internacional, la lógica detrás de la tecnología es más simple porque no encuentra tantas barreras de regulación, al menos en los países en que estamos trabajando. Nosotros creemos que la tecnología es para todos, y que el hecho de que uno viva en zonas remotas o con bajos recursos no es barrera para la inclusión digital, sino una oportunidad de ser creativos en la integración. Si se piensa en sistemas de acceso colectivo o en el establecimiento de oportunidades productivas facilitadas por la tecnología, ésta tiene una gran utilidad, y sobre todo un gran poder. Poner herramientas efectivas en manos de los pobres, que les sirvan para definir sus propios caminos para salir de la pobreza… este es el verdadero poder y el potencial que tiene la tecnología.
Yves Moury es el Fundador, Presidente y CEO de Fundación Capital, una organización global dedicada a promover la construcción, desarrollo y protección de activos entre poblaciones vulnerables. Yves Moury es Economista e Ingeniero en Administración, egresado de la Universidad de Lovaina en Bélgica, además es CEO del GrupoK, un holding de empresas sociales disruptivas. En el 2014 fue galardonado con el Premio Skoll al Emprendedor del Año.
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