Un componente de mi trabajo (como parte del equipo de New Digital Business en BBVA) involucra analizar a las startups Fintech en América Latina. Admiro mucho la calidad de los emprendedores que he conocido, pero también me surgen dudas a la hora de evaluar lo que estos están construyendo. Dichas dudas surgen sobre temas como la sostenibilidad de su ventaja competitiva, la calidad del equipo (de forma individual y, más importante, conjunta) y la solidez del producto, entre otros factores. Cuando evalúo a estas compañías, me encuentro apoyándome en mis experiencias previas (particularmente, como inversionista) y en mi perspectiva sobre el futuro. En este artículo, quiero compartir mi punto de vista con la esperanza de recibir críticas constructivas sobre el mismo.
En América Latina, ya han habido startups exitosas dentro del mundo Fintech. Originalmente, la mayoría estaban en el segmento de pagos. Hoy en día, al igual que en el resto del mundo, han surgido otros negocios como el de préstamos de mercado digital (“marketplace lending”), préstamos en línea, consejeros financieros automatizados (“robo-advisors”) y nuevos servicios de transferencia internacional, entre otros. Aunque muchos de estos nuevos emprendimientos en América Latina han recibido inversiones millonarias (en dólares), todavía hay muchas incógnitas en cuanto a sus perspectivas de éxito.
Al igual que muchas personas, tiendo a procesar mucha información al mismo tiempo incluyendo los factores antes mencionados como la calidad de los fundadores, los supuestos críticos del modelo de negocio y otros factores utilizando siempre mi experiencia, mis vivencias anteriores, mi perspectiva sobre el futuro y, desafortunadamente, los prejuicios (inconscientes y conscientes) que puedo tener. Aunque admiro a cualquier emprendedora o emprendedor que logre crear una startup que crece a largo plazo (algo que yo mismo no logré después de dos intentos), en este artículo analizaré las startups categorizadas como exitosas, entendiendo como “éxito” lograr construir una empresa grande. Seré flexible con dicha definición para incluir esas startups que consiguen construir un negocio grande y otros que son adquiridos por un alto valor (Ej. buen retorno para los inversionistas).
Hoy en día, no soy inversionista (tuve esa oportunidad hace unos años en México y Brasil) pero si busco posibles oportunidades Fintech para la organización lo cual incluye adquisiciones.
Con respecto a la industria Fintech, hay algunas diferencias particulares y propias como son los temas de regulación y el hecho de que en algunos casos no sólo estás creando una startup sino también nuevos “asset classes” lo cual implica una complejidad adicional.
Gracias a una observación del CEO de Afluenta, Alejandro Cosentino, se me aclaró una característica interesante de los startups Fintech: en América Latina, los fundadores de estas empresas muchas veces no solo son emprendedores admirables sino que también son personas de negocios más experimentados y mejores “managers” comparado con muchos otros fundadores de startups en la región. Esto es importante particularmente cuando estas empresas lleguen a la etapa de escalar (“scale”) porque estos fundadores, desde mi punto de vista son más conscientes de los retos inherentes en construir rápidamente una organización grande, un tema que, en mi opinión, no es tomado suficientemente en cuenta por la mayoría de fundadores e inversionistas de startups en la región.
También, me ha impresionado mucho el intelecto y la preparación de los fundadores de startups Fintech en Latinoamérica, particularmente comparado con los de otros sectores. Cuando tengo el placer de conocer a estos profesionales tan talentosos admito que crea algunos problemas para mi ego pero me parece que esta fortaleza adicional (“IQ”) les ayuda a navegar conceptos complejos dentro de esta industria y, a veces, desarrollar una visión más clara de su futuro. Sin embargo, como bien lo saben muchos inversionistas, nada de esto garantiza los resultados.
Pienso que las expectativas de algunos inversionistas sobre crecimiento acelerado de algunos startups (específicamente, una o dos startups en la región con valuaciones astronómicas) pueden no estar acordes con estos mercados que contienen altos niveles de fricción externos e internos (a diferencia de mercados como el de Estados Unidos). No digo que no puedan llegar a dichas valuaciones sino pienso que se está subestimando el tiempo requerido para construir una gran empresa en estos países. El riesgo está en la posible reacción de los inversionistas, los fundadores y/o los colaboradores cuando llega la comprensión que los tiempos estimados para llegar a algunos hitos importantes eran demasiado optimistas.
Sin embargo, América Latina se beneficiará de los éxitos, los semi-éxitos (los que no cumplan las expectativas, pero logren algún resultado interesante) y hasta de los fracasos. Efectivamente, otra ventaja de la industria Fintech en América Latina, es que, finalmente, hay potenciales compradores reales que podrían adquirir algunas de estas startups (los “exits”) en el futuro. Aunque todavía es una debilidad del ecosistema general (lo cual afecta particularmente a los inversionistas) en la región, dentro de la industria Fintech, hay razones para ser un poco más optimista de lo normal sobre este posible resultado (los “exits”).
Un futuro lleno de “automatización inteligente”
Creo que cualquier modelo mental tiene utilidad limitada si no hay alguna visión del futuro (hacia donde van las cosas) para darle contexto. Lo más probable es que uno se equivoque si trata de predecir un futuro muy específicamente. Es más posible (aunque todavía muy difícil) acertar en términos de tendencias generales y es en esta última área donde me atrevo a ofrecer una opinión. En una entrevista reciente, tuve la oportunidad de hablar un poco más detalladamente sobre mi punto de vista sobre el futuro y me gustaría presentaros mis conclusiones
La tendencia generalizada que observo es el crecimiento de una especie de “capa” inteligente encima de la red que ya utilizamos (el Internet). Se puede ver como una automatización inteligente que sigue progresando nutrido por tecnologías que incluyen inteligencia artificial, chatbots, data analytics, bitcoin/blockchain, robótica, Internet de las Cosas, etc. Muchas de estas tecnologías llevan décadas de maduración.
Durante la larga transición a este nuevo mundo veo muchas oportunidades incluyendo dentro del mundo de Fintech. Sin embargo, no todo es color de rosa y sin ponerme en la misma categoría, comparto una preocupación sobre ese mismo futuro con algunos luminarias de la industria tecnológica si no nos cuidamos de tanta automatización.
Hoy en día, ya vemos algunas señales de vida que nos espera dentro de un mundo con más “automatización inteligente.” Como ejemplo ilustrativo pensemos en el acto de conducir un auto a un destino desconocido (podría ser una invitación de una amistad), una tarea que se ha transformado gracias al avance de la tecnología. Hace unos años lo innovador era enviar un correo electrónico con un mapa adjunto a los participantes del evento indicandoles como conducir al destino. Sin embargo, hoy en día, muchos ingresamos la dirección en una aplicación (Ej., Waze) y dejamos que el software de dicha aplicación nos de indicaciones en vez de nosotros tomar dichas decisiones. Pronto el auto conducirá y estaremos tomando aun menos decisiones por nosotros mismo.
Como dijo el famoso escritor William Gibson, “El futuro ya está acá – simplemente no está distribuido de una forma general.” La anécdota que menciono arriba sobre la conducción de automóviles, para mi, es una de las primeras señales de un futuro donde las interacciones entre máquinas serán más numerosas que las interacciones entre humanos o entre humanos y máquinas. Aún más dichas interacciones van a generar una economía entre máquinas (Ej., transacciones, negociaciones automáticas, etc.) que probablemente crecerá exponencialmente. No participar en este tipo de nuevo mercado, si se materializa, podría significar una gran oportunidad perdida.
[Esta es la primera parte del artículo. Muy pronto publicaremos la continuación del mismo con otras interesantes conclusiones].
Alan Colmenares ha trabajado en Silicon Valley y Latinoamérica para algunas de las compañías tecnológicas más punteras como Intel Capital, Oracle, SCO y SAS Institute. Hoy en día, Alan forma parte del equipo de New Digital Business Latam de BBVA. Ha sido un Director de Founder Institute por seis años y fue galardonado dos veces por esta incubadora global. Ha sido mentor de Endeavor por seis años así como inversionista, Advisor y accionista de algunas Startups como Tappsi y 1Doc3, entre otros. Ha hablado sobre Innovación Digital en conferencias y programas televisivos como CNN en Español. Adicionalmente, escribe sobre Innovación Digital para publicaciones internacionales como NYTimes.com y VentureBeat y para su blog, TropicalGringo.com.